martes, 26 de mayo de 2009

Solos, ¿y?

¿Nunca les pasó que tienen días en los que se sienten incompletos, que no tienen muchas ganas de hacer sus cosas habituales, no son como siempre, es decir, que no se sienten como de costumbre?

¿No les pasa que quieren hacer muchas cosas a la vez, que tienen proyectos, pero que en algún momento se dan cuenta que no lo pueden hacer porque, como dije, se sienten
incompletos?

Mmm, me parece que alguna vez seguro les pasó. De hecho nos pasó o nos pasa a todos, incluyéndome. Creen que tienen todo controlado, que hay cosas que no les afecta porque son mínimas, insignificantes, o si están mal inmediatamente se quieren olvidar de todo haciendo otras actividades, que por cierto son muchas, y sólo tratan de concentrarse en sus cosas cotidianas, en la rutina. Pero lo cierto es que nos refugiamos en todo eso, porque de esa manera nos olvidamos de lo que nos pasa. Nos terminamos de dar cuenta que nos falta algo, que algo anda mal en nosotros, y sabemos muy claramente cuál es la razón: estamos solos.

Estamos solos porque tenemos mal de amores, porque todavía no encontramos a la persona que nos haga brillar cada día, porque no nos permitimos conocer a otras personas o no queremos hacerlo porque tenemos miedo de que nos lastimen, porque simplemente queremos estar solos porque nos cansamos de estar mal acompañados y nos conformamos con esas diversiones que nos hacen sentir bien momentáneamente. Y nos pone mal no tener a esa persona que queremos que nos aliente, nos ayude, nos dé cariño, en fin, nos ame.

Muchas personas nos dicen que no nos hagamos problema que somos jóvenes, o si somos grandes que en algún momento nos llegará. Pero igualmente seguimos solos, y nos consuelan, pero, seguimos solos, y nos duele.
Llega un momento que estamos cansados de estar solos, y es ahí cuando tomamos decisiones erróneas, que nos dañan. Nos convertimos más inseguros, más irritables, conformistas, melancólicos, malhumorados. No sentimos las mismas ganas de siempre, no estamos muy conectados con el resto del mundo, porque estamos muy encerrados, sí, en nosotros mismos. Y nos sentimos así más que nada cuando no hay gente a nuestro alrededor, y si es así, es gente que no conocemos, la que está en la calle, la que no es cercana, porque nuestra gente siempre nos distrae, también cuando hacemos cosas con ella. Y la soledad es nuestra única compañera que entiende nuestra situación, lo que sentimos, y es por eso que la consideramos como única compañía.

Y vemos a personas muy cercanas a nosotros que están en pareja, que nos cuentan lo hermoso que es estar así, lo que es el compañerismo y el amor mutuo, y nosotros cada vez nos agobiamos más y más, sintiendo que nunca tendremos una relación así, como ellos que aunque se peleen igualmente se amarán y seguirán juntos a pesar de sus diferencias.

A veces nos ponemos a recordar en nuestras experiencias amorosas, buscando alguna posibilidad de no estar solos, pero nos damos cuenta que vamos a perder el tiempo si volvemos a padecer lo mismo.

Nos molesta igual estar así. Aunque si pensamos que al salir a la calle encontraremos a esa persona que nos haga feliz, que nos ame, entonces siempre que salimos deberíamos tener en cuenta esa expectativa que nos movilizaría en cierto modo a seguir en nuestras vidas, tratando de no esforzamos, ya que si nos sale mal no nos frustremos.

Entonces el estar solo sería una ventaja tal vez, para conocernos más, para experimentar, para concentrarnos más en nosotros, en otras cosas de nuestra vida, y pensar que capaz este momento que vivimos no es el adecuado para estar con alguien, y eso será en el momento adecuado, cuando todo sea como tenga que ser, y no pensar tanto en el futuro, porque de ese modo estaremos preparados y fuertes para encarar esa nueva etapa de nuestras vidas, porque todo llega a su debido tiempo, como dice alguien que quiero mucho. Es verdad, las cosas no hay que acelerarlas, porque no dejamos que las cosas sucedan.

Asique los que estemos solos no perdamos esa esperanza, de encontrarnos con alguien, que puede ser cualquier persona, en algún lugar, que puede ser a la vuelta de nuestra casa, quién sabe, ¿no?






“No te esfuerces tanto, las mejores cosas suceden cuando menos te las esperas”
(Gabriel García Márquez)








Vlasta.*

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